
El británico justifica los problemas logísticos de los pilotos antes de una carrera y cuestiona el castigo de 20.000 euros al español por llegar tarde al himno japonés.
La Fórmula 1 convive con sus propias normas… y sus propias paradojas. Carlos Sainz fue multado con 20.000 euros —10.000 de ellos condicionados a no reincidir en los próximos 12 meses— por no estar presente en el inicio del himno nacional japonés en la parrilla de Suzuka. El motivo: una inoportuna visita al baño provocada por problemas estomacales.
La sanción no ha pasado desapercibida en el paddock. Y uno de los primeros en salir en defensa del piloto español ha sido George Russell, director de la Asociación de Pilotos (GPDA) y siempre atento a los debates que afectan a sus compañeros de profesión.
“No es tan sencillo como parece”
«Tenemos la obligación de estar ahí para el himno, lo entiendo y lo respeto. Pero no es tan sencillo como la gente puede pensar», explicó el británico. «Estamos en plena preparación para la carrera, muchas veces corriendo al baño, y entre que sales del coche y llegas a la parrilla te puede parar un ingeniero, un periodista o un fan. No es un trámite tan automático como parece desde fuera».
Russell, incluso, ironizó con la situación de Sainz: «Ha sido un ‘pipi’ bastante caro», dijo entre risas. Pero el fondo de su mensaje era serio: «Queremos colaboración, no multas desproporcionadas por situaciones que a veces son simplemente inevitables».
Sainz: “Soy el primero que respeta la puntualidad”
El propio Sainz también abordó la polémica en la rueda de prensa previa al GP de Bahréin. Fiel a su estilo directo, reconoció el retraso —“cinco segundos tarde, como mucho”— y dejó una frase para el recuerdo: «Shit happens». Literal.
“Soy el primero que respeta la puntualidad, especialmente en un acto tan institucional como un himno nacional. Pero pagar 10.000 euros por llegar cinco segundos tarde… sinceramente, no lo entiendo. Espero que al menos ese dinero vaya a una buena causa”, deslizó el madrileño.
Un síntoma del nuevo contexto F1
La anécdota refleja a la perfección el momento que vive la Fórmula 1: entre el protocolo y el espectáculo, entre las tradiciones y las dinámicas de un deporte que no siempre encaja en los moldes más rígidos.
Russell lo resumió con resignación: «Llevamos meses hablando de esto y nada cambia. Sólo queremos sentido común y diálogo. No tiene sentido que estemos discutiendo por estas cosas».
En Suzuka, Sainz volvió a subirse al podio tras su victoria en Australia. Pero lo que quedó flotando en el aire no fue solo su rendimiento, sino una multa que, más allá de lo económico, deja abierta una pregunta incómoda: ¿Hasta dónde puede regularse la espontaneidad de un deporte que, por naturaleza, siempre tendrá margen para lo imprevisible?