
En Miami volvió a cruzar la línea. Literal y figuradamente. Liam Lawson, relegado de Red Bull por bajo rendimiento y sin hueco claro en el futuro de la F1, parece haber encontrado en Fernando Alonso una fuente alternativa de protagonismo.
En el Sprint del GP de Miami, el neozelandés colisionó con el asturiano en una maniobra temeraria, sacándolo de pista y provocando una reacción contundente en la radio: «¡Pedazo de idiota!», soltó Fernando. Pero fuera del coche, ni una palabra. Alonso optó por el desprecio absoluto. Ni lo nombró. Porque no hay mayor castigo para quien busca atención que la indiferencia.
Lawson no es nuevo en esto. Ya en 2024, durante el Sprint de Austin, empujó a Fernando fuera de pista. Antes, había tenido gestos groseros con Checo Pérez. En México, lo embistió. Red Bull lo bajó del equipo tras solo tres carreras. Ahora, superado incluso por Hadjar en el filial, repite la fórmula: provocar para ser visto.
“No sé, dijo que me jod**** y supongo que cumplió su palabra”, declaró Lawson con ironía. Pero el asturiano no muerde el anzuelo. Ya lo dijo una vez: «Es su carrera la que está en juego, no la mía». Alonso compite por mucho más que un lugar en pantalla.
En NF1 seguiremos de cerca si este patrón destructivo tiene consecuencias deportivas. De momento, el paddock toma nota… y Alonso, distancia.