
Aston Martin atraviesa una de sus peores rachas desde que inició su proyecto en Fórmula 1. Pese a las prometedoras mejoras introducidas en Ímola —que llevaron al AMR25 a dos Q3 consecutivas—, el balance en pista sigue siendo devastador: cero puntos en las últimas seis carreras.
Andy Cowell, director del equipo, insistió en que “la actualización funciona bien a baja, media y alta velocidad”, pero los datos no perdonan. El único consuelo para los británicos son los 14 puntos logrados por Lance Stroll en las primeras citas del año (Australia, China y el sprint de Miami). Fernando Alonso, por su parte, sigue sin estrenar su casillero en 2025, víctima de problemas de fiabilidad, decisiones cuestionables y pura mala suerte.
Solo Stake Sauber presenta peores cifras que Aston Martin. Incluso Alpine, en crisis, ha logrado rescatar puntos aislados con Gasly. Dentro del ‘otro campeonato’ de la zona media, Williams lidera con claridad gracias al rendimiento de Carlos Sainz y Alex Albon.
La esperanza verde pasa ahora por Montmeló. El nuevo reglamento sobre alerones flexibles podría redefinir el orden, y Aston Martin necesita aprovecharlo si no quiere quedarse definitivamente descolgado. Pero lo cierto es que las mejoras no valen sin resultados, y eso empieza a pesar dentro y fuera del box.