
Por Javier Torres | NF1
En la Fórmula 1, pocas cosas resultan tan peligrosas como una verdad disfrazada de revelación. Zak Brown, jefe ejecutivo de McLaren y entusiasta de las frases con impacto, ha declarado a Sky Sports que Andrea Stella es “la verdadera arma secreta” del equipo. Esto, justo después de un demoledor 1-2 en Shanghái que puso a Norris y Piastri en lo más alto del podio.
Una declaración explosiva… si no fuera porque el italiano lleva nueve años en Woking, fue ascendido a Team Principal en 2023 y ha estado, literalmente, en todas las fotos del resurgir de McLaren. Más que un arma secreta, Stella parece un obús pintado de naranja papaya en medio de una vitrina.
El secreto peor guardado del paddock
Brown no escatimó elogios: “Tenemos la mejor dupla de pilotos y el mejor jefe de equipo en F1”. La frase tiene todo el aroma del marketing de campeonato, ese que combina entusiasmo, timing post-carrera y un ojo puesto en el titular. Lo cierto es que Stella ha sido el arquitecto silencioso (hasta ahora) de la transformación técnica y cultural del equipo desde que tomó el timón hace poco más de un año.
En Ferrari aprendió de Schumacher y Alonso, en McLaren reconstruyó un equipo que hasta hace no tanto coqueteaba con el drama. Pero para Zak, la clave sigue siendo el factor sorpresa: vender como novedad lo que lleva tiempo fraguándose.
El nuevo McLaren: afinado como un piano… y sin disonancias
El verdadero mérito no está en lo que se dice, sino en lo que se ve. McLaren ha pasado de ser el eterno “ya casi” a convertirse en amenaza real. El coche funciona, la estrategia acierta y, lo más inusual de todo, los dos pilotos se llevan bien.
“Regresaron del invierno enfocados, técnicamente afilados… están en la cima de su juego”, dijo Brown. Y tiene razón. Norris y Piastri han encontrado en Stella a un líder que no necesita levantar la voz para mandar. Y eso, en un paddock dominado por los horneros y wolfes del mundo, es casi revolucionario.
Suzuka en el horizonte y un futuro con aroma a título
La próxima parada es Japón, tierra donde McLaren ha brillado en otras épocas y donde espera seguir desafiando a Verstappen y compañía. Brown, siempre atento al guion, se permite un toque de prudencia: “Hay cuatro equipos que pueden ganar”. Pero lo cierto es que hoy, el equipo a batir viste de papaya.
Stella, mientras tanto, sigue en lo suyo: no declarar demasiado, no gesticular, no vender humo. Solo dirigir con la precisión de un ingeniero que sabe que el éxito no es una revelación… sino una construcción.