
La falta de adelantamientos en el GP de Japón 2025 reabre el debate sobre la naturaleza del espectáculo en ciertos circuitos del calendario
Por NF1
Max Verstappen ganó desde la pole. Sin oposición. Sin margen para la sorpresa. Y mientras los focos iluminaban un podio previsible, Fernando Alonso alzaba la voz con una reflexión incómoda: “Suzuka es ahora como Mónaco. Todo se decide el sábado”.
La sentencia del asturiano, 11.º con su Aston Martin, no fue un simple desahogo. Fue una advertencia sobre el rumbo que está tomando la Fórmula 1 en algunos de sus circuitos más emblemáticos. “Siempre repetimos el jueves lo grandioso que es Suzuka, el aura de Mónaco… Y el domingo, nos despertamos diciendo que son carreras aburridas”, lamentó el bicampeón del mundo.
La comparación no es gratuita. En las cuatro citas disputadas en 2025 —tres carreras y una sprint— todos los vencedores han salido desde la pole. Los datos de 2024 ya mostraban una tendencia preocupante: 70 adelantamientos menos respecto a la temporada anterior, pese a tener dos Grandes Premios más. La dirección técnica del campeonato parece haberse estancado, y los equipos han aprendido a sortear regulaciones que, en teoría, buscaban promover más acción en pista.
Clasificación como sentencia
El director de Ferrari, Frédéric Vasseur, fue incluso más tajante al declarar que esta temporada corre el riesgo de convertirse en un “campeonato de clasificación”. Si ni China ni Japón —dos trazados muy distintos— permiten adelantamientos, el problema va más allá de un diseño de circuito.
Y mientras Mónaco experimentará en 2025 con una regla de doble parada obligatoria para incentivar la variabilidad estratégica, Suzuka queda ahora en el punto de mira. “No recuerdo una carrera aquí con muchos adelantamientos, salvo cuando el clima cambia”, reconoció Alonso, apelando a esa aleatoriedad meteorológica que a menudo salva lo que el trazado no permite.
¿Un icono en jaque?
Suzuka es historia viva de la F1: escenario de coronaciones, dramas y vueltas memorables. Pero su carácter técnico, que tanto lo eleva como desafío para pilotos, se convierte en trampa mortal para el espectáculo si los monoplazas no pueden seguirse de cerca.
El problema no es nuevo, pero el contexto actual lo amplifica. Con la convergencia técnica entre escuderías y una grilla cada vez más comprimida, la clasificación se ha vuelto determinante. Y eso, como bien señala Alonso, podría vaciar de emoción los domingos.
Desde NF1 seguiremos atentos a cómo responde la FIA a estas señales. Porque si los domingos se convierten en un trámite, ni la nostalgia ni la técnica podrán sostener el relato de la Fórmula 1 como el pináculo del automovilismo.