
El piloto japonés necesita algo más que velocidad para consolidarse en Red Bull
Yuki Tsunoda soñaba con llegar a Red Bull. Ya lo ha conseguido. Pero ese sueño tiene letra pequeña: mantenerse dentro exige un nivel de adaptación y consistencia que, de momento, sigue fuera de su alcance.
Su estreno en Suzuka, ante su afición, dejó sensaciones encontradas. Hubo velocidad a una vuelta —llegó a rodar a solo una décima de Verstappen en los primeros entrenamientos libres— pero también errores en los momentos clave. Y eso, en el ecosistema Red Bull, se paga caro.
Clasificación: el gran talón de Aquiles
En la Fórmula 1 actual, marcar diferencias en clasificación es más importante que nunca. La generación de efecto suelo, pensada para facilitar adelantamientos, ha vuelto a chocar contra la realidad del aire sucio. Resultado: quien parte delante, manda.
Ahí es donde Tsunoda se quedó corto en Suzuka. Pese a tener ritmo suficiente para meterse en la Q3, dos errores —uno en la chicane y otro en la traicionera curva 2— le condenaron a salir fuera del top 10. Y en una carrera donde adelantar requería ser casi un segundo por vuelta más rápido, aquello fue una sentencia.
No se trata de batir a Verstappen, sino de cumplir el rol
En Red Bull no se espera que Tsunoda desafíe al tricampeón del mundo. Su misión es otra: sumar puntos, proteger la estrategia del equipo y estar lo bastante cerca como para complicar los planes de los rivales. Como lo hacía Checo Pérez en sus mejores días.
Para eso necesita entender las particularidades del RB21, un coche con un carácter peculiar: el eje delantero y el trasero rara vez están de acuerdo sobre cómo trazar una curva. Verstappen ha aprendido a convivir con esa naturaleza caprichosa. Tsunoda, de momento, no.
Tiempo limitado, margen estrecho
El problema para el japonés es que el calendario no espera. Este fin de semana llega Baréin, un circuito completamente distinto a Suzuka. Menos curvas rápidas, más tracción, más cambios de apoyo. Y un coche como el RB21, nervioso en las transiciones, puede convertirse en una pesadilla.
El margen de error es mínimo. No solo por la exigencia técnica del monoplaza, sino porque en Red Bull saben que McLaren y Mercedes se acercan. Necesitan un segundo piloto que no solo sea rápido, sino fiable y adaptable. Y el reloj de Tsunoda ya ha empezado a descontar.
Lo que necesita: consistencia, inteligencia y calma
Nadie duda de la velocidad bruta de Tsunoda. Pero eso no basta en la Fórmula 1 moderna. La gestión de neumáticos, la preparación de las vueltas clave, la lectura de las condiciones cambiantes… todo eso es lo que define a los pilotos que permanecen en la élite.
Yuki tiene una oportunidad de oro. Pero también una amenaza constante. En Red Bull las segundas oportunidades no duran para siempre.
Su futuro inmediato no depende solo de ir rápido. Depende, sobre todo, de aprender rápido.