
La lluvia volvió a desafiar los límites de la Fórmula 1 en Miami, en una de las carreras sprint más caóticas que se recuerdan. Lando Norris emergió como vencedor en una jornada donde Charles Leclerc se estrelló antes de comenzar, Alonso y Sainz quedaron fuera por accidente, y Max Verstappen fue penalizado en boxes tras un choque con Antonelli.
Todo comenzó con una tromba de agua típica de Florida que provocó el accidente de Leclerc en la vuelta de instalación. Con solo 19 coches en parrilla y visibilidad casi nula, la FIA retrasó la salida tras apenas una vuelta bajo coche de seguridad. Cuando se reanudó, Sainz apostó por los neumáticos de lluvia extrema, siendo el único, pero la decisión quedó neutralizada con una nueva bandera roja.
En la segunda salida, Oscar Piastri y Andrea Kimi Antonelli protagonizaron una acción polémica en la curva 1, sin sanciones por parte de la FIA. En ese mismo tramo de carrera, Fernando Alonso fue golpeado por Liam Lawson y Carlos Sainz, que rodaba con slicks, perdió el control y se autoeliminó tras golpear el muro.
La pista se fue secando y el caos se trasladó al pitlane. Verstappen colisionó con Antonelli durante una parada precipitada y recibió una penalización por «unsafe release». Fue en ese desorden donde Norris supo jugar sus cartas: aprovechó la salida del coche de seguridad por el accidente de Alonso y superó a Piastri en la entrada a boxes. Una vez más, el británico gana desde la estrategia, como ya hiciera en 2024.
El sábado terminó con coches dañados, investigaciones abiertas y un podio inesperado. Y aún quedaba la clasificación tradicional por disputarse.
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